domingo, 19 de junio de 2011

El Puchero Majorero

Carne de Cabra
Otra de las especialidades de la carta majorera es la Carne de Cabra. Esta isla se caracteriza por ser una de las más desérticas de todo el Archipiélago, por lo que es bastante complicado obtener pastos para poder mantener a todo un ganado. Por este motivo, desde sus orígenes y para su subsistencia, el majorero ha optado por criar cabras de las que poder obtener leche, carne y queso. La razón es porque este animal es el que mejor de adapta al medio propio de Fuerteventura.

Puchero Canario
La Carne de Cabra majorera es muy rica para prepararla estofada, aunque lo más común es emplearla para preparar el plato más típico de las Islas Canarias: Puchero Canario. En concreto, el de Fuerteventura, a diferencia de sus vecinas, se realiza precisamente con Carne de Cabra, pues es la que siempre ha abundado en la isla. El resto de ingredientes son prácticamente los mismos: tocino, chorizo, costillas, garbanzos, millo, habichuelas, col, zanahorias, calabazas, papas, bubangos, etc. Además, de su caldo también se prepara un escaldón de gofio. Se trara de uno de los platos más completos de toda la gastronomía nacional por su abundante contenido en hortalizas, productos vegetales y carne.

Por otra parte, el baifo, que es el cabrito, también es muy empleado en la gastronomía canaria. Suele cocinarse con ajos cortados y fritos, o al horno, dando un plato de calidad y buen sabor. Y todo esto acompañado de un buen vino de la casa. Los buenos vinos blancos se encuentran en Lanzarote, Tenerife, La Palma y El Hierro; mientras que el vino tinto no es el fuerte del Archipiélago, pero existe un gran esfuerzo por conseguir mejorarlo.

martes, 7 de junio de 2011

Lo más dulce de la isla

Buñuelos de queso
Cuando se habla de la gastronomía majorera no se puede prescindir de mencionar su repostería que es igualmente destacable. Y es que los isleños, en general, siempre han tenido una predisposición a lo dulce, pues en su origen la realidad económica del Archipiélago estaba basada en la caña de azúcar, algo que tuvo mucha relevancia.

En un ámbito más rural aún se pueden degustar postres canarios que han pasado de generación en generación, con ingredientes naturales que hacen que su producto sea único en el mercado de la repostería. Así, ingredientes como el millo, la almendra, la miel y las frutas son la base de muchos de los postres canarios. Es más, no existe prácticamente ningún postre típico de la zona que precinda del gofio, la miel o el plátano canario, al que se le une un buen licor o ron de la tierra.

Además de la gran variedad de frutas tropicales, cabe destacar dulces como las tostas de Vilafor, la leche asada, los huevos moles (un mousse de yema de huevo y almendra marga), los marquesotes (un bizcocho azucarado), el quesillo (muy similar al flan de huevo) o el frangollo.

Frangollo
Lo cierto es que cada isla tiene su peculiaridad en el ámbito de la repostería, pero también advierte una clara similitud entre las islas. Por eso, a la hora de mencionar postres majoreros hay que destacar el famoso frangollo, que se hace añadiendo cáscaras de limón a la leche y se cuece con harina, yemas de huevo, azúcar, almendras y pasas; el bizcochón majorero, que se hace con harina de garbanzos; y los buñuelos de queso majorero, cuyo sabor es muy intenso.

La reposteria tradicional majorera está fundamentada en la actualidad en las costumbres populares y que, sobre todo, se produce en los hogares para el consumo familiar. Sin embargo, hay un pequeño grupo empresarial muy vinculado al sector de las panaderías y dulcerías que también ofrecen al público estos productos artesanales. Así, subsisten igualmente algunos productores, como los tradicionales turrones y barquillos, que suelen venderse a través de puestos ambulantes en las fiestas populares.

La repostería majorera tradicional está en pleno auge. El problema fundamental que se presenta es que muchos de los productos que se requieren son producidos por empresas que hacen uso de materias primas importada, debido, en parte, a la desaparición de pequelas explotaciones familiares. Pero su creciente demanda por parte de consumidores locales ayudará a esa recuperación de productos hortícolas y ganaderos, a la vez que también ayudará a la recuperación de una industria artesanal productora de repostería tradicional.

Tradición pesquera

Fuerteventura es una de las islas que dispone de un amplio litoral y muchas especies marinas en sus costas. Es por este motivo por el que se convierte en el lugar perfecto e idóneo por muchos pescadores que disfrutan de sus largas horas de pesca. Además, es una de las más importantes del archipiélago canario que posée uno de los más ricos y abundantes caladeros piscícolas. De aquí se obtiene una gran variedad de pescados como el Mero, el Abae, el Cherne, el Salmonete, la Vieja, la Cabrilla, el Gallo, el Sargo, el Jurel, el Madregal, etc.

Tal es la relevancia de la pesca majorera que, recientemente, ha salido publicado en el diario El Día que Corralejo construirá, en breves, el primer secadero de pescado homologado en Canarias para la comercialización de su producto, garantizando las medidas sanitarias requeridas. Con esto se pretende recuperar una tradición ancestral de los pescadores, según Natalia Évora la Consejera de Medio Ambiente, Agricultura, Ganadería y Pesca del Cabildo de Fuerteventura.

La pesca de altura majorera ofrece especies como el Pez Espada o el Marlin Azul. Este tipo de pesca es mejor en temporadas que oscilan los meses de abril y noviembre, siendo octubre el más propicio. Pero por otro lado está también la pesca cercana a la orilla que ofrece pescados como la Barrucada y la Aguja.

Sargo
Debido al clima cálido de la isla, las comidas suelen ser sobrias. Por ello, los elementos básicos de su cocina son los abundantes pescados y productos de la tierra, condimentados con los mojos y los aliños especiales de la tierra. Así, algunos platos típicos que podemos destacar de la isla son el Compuesto de pescado de Fuerteventura y los Guisantes Majoreros

La gran variedad de pescados a la carta ofrece al consumidor diferentes maneras de degustarlos asados, a la placha, cocidos o fritos; aunque lo importante es que sea fresco, del día. Por eso, en el caso de los Chicharros, la Morena, los Chernes, las Samas, los Pulpos y las Salemas suelen cocinarse, sobre todo, fritos o cocidos.

A la hora de cocinar, por tanto, un pescado u otro hay que saber que algunas especies saben más sabrosas cuando se cocinan de una u otra manera. Así, nos encontramos en Fuerteventura, por ejemplo, con:

Mero
- El Mero: es un pescado muy exquisito que se utiliza especialmente para preparar platos como la Sopa de Pescado,  el Caldo de Pescado o en Filetes a la plancha.






Abae
- El Abae (Abadejo): se utiliza también para preparar la Sopa y el Caldo de Pescado o en filetes a la plancha. Sin embargo, su calidad es inferior al del Mero.






Cherne
 - El Cherne: se suele salar y una vez que esté salado se puede conservar durante un largo período de tiempo. Una vez desalado se utiliza para preparar el Sancocho Canario y cuando está fresco se puede preparar a la plancha.





Vieja
- La Vieja: es pescado muy típico de las Islas Canarias que puede prepararse de diversas maneras. Normalemente se suele servir sancochada (hervida), acompañada con aceite y vinagre y algunas papas sancochadas con mojo verde o rojo. Otra forma que suele gustar muchos al público en general es a la espalda con ajo y perejil.




Cabrilla
- La Cabrilla y el Sargo: se recomiendan comerlas fritas.








Jureles
- El Jurel: es un pescado idóneo para comerlo frito en trozos o bien en caldo de pescado.

Sector pesquero majorero

Sector pesquero canario
El sector pesquero en Fuerteventura ha contado, desde mediados del siglo pasado, con una importante actividad. Esto ha dado pie a la existendia de un casi desaparecido sector industrial conservero que estaba muy vinculado a la explotación del banco pesquero Canario-Sahariano perteneciente a Marruecos.  

A día de hoy el sector pesquero majorero es sobre todo artesanal y está oreganizado entorno a tres cofradías, aún existentes, que están en Gran Tarajal, Morro Jable y Corralejo, y que se centran especialmente en las capturas de túnidos (Atún). Aunque se trata de un sector artesanal dedicado a las jareas de pescado, no existe una industria vinculada a la transformación del pescado para la elaboración de productos con un mayor valor añadido. 

Su comercialización es mayormente a nivel insular, aunque parte de sus capturas se mercantilizan a través de intermediarios comerciales al mercado canario. Este sector es la base de un sector de la restauración especializado en la pesca local, aunque sus importaciones también son importantes, sobre todo porque resulta muy complicado suplir las demandas por parte de este sector pesquero local. 

Y por otra parte, se da una inexistencia de sistemas de trazabilidad comprobables por parte del consumidor, al igual que hay una ausencia de algún tipo de sello que garantice el origen local así como la frescura del pescado en sí. 

domingo, 15 de mayo de 2011

El cultivo de la papa canaria

Rincones - Sergio Socorro - Imeldo Bello Baeza

En Gran Canaria y Fuerteventura los cultivos de papas antiguas y la cultura asociada a las mismas han desaparecido. Es más, la agricultura majorera tiene una escasa representación debido a la escasez de agua. El tomate es el cultivo por excelencia, a lo que hay que sumarle otras hortalizas como la cebolla y el ajo, y el cultivo de la papa. Los cereales (trigo, cebada, maíz), que son la base para elaborar el gofio, también tienen su importancia dentro del mercado local.

En contraposición, destacan como zonas de mayor producción de la papa las islas de El Hierro, la zona de Nisdafe e Isora; Lanzarote, la parte alta de los cantiles de Famara, los Tablones, Gallo; y Tenerife, con zonas importantes de producción en Erjos del Tanque, altos de la Guancha, Aguamansa, La Esperanza, así como las estribaciones altas del norte de Anaga.

A la hora de cultivar las papas, los cultivos tradicionales se localizan, sobre todo, hacia las medianías insulares. Se trata de zonas que se corresponden, concretamente, a bosques termoesclerófilos de acebuchales, almacigale y sabinares. Es decir, lugares cálidos. Los cultivos, además, aparecenen en pequeños bancales en los bordes o de forma imbricada con las formaciones boscosas.

Podemos diferenciar dos tipos de suelos diferentes a la de cultivar la papa. Por un lado están la tierras de barro que están situadas a cotas más bajas, son más duras y cálidas, y corresponden con espacios más abiertos y luminosos. Y por otro lado están las Tierras de polvillo que son más sueltas, contienen un mayor aporte húmico y están relacionadas a la laurisilva, siendo, por ello, más frescas, húmedas y umbrosas.

Dependiendo el tipo de suelo que elijamos para la cultivación de la papa, existen cultivares que crecen de manera más óptima en un tipo suelo concreto. Así, las tierras de polvillo son mejores para obtener semillas, permitiendo controlar los niveles de virosis, mientras que las tierras de barro son las que mejores cosechas da. De este modo, se da una amplia red de intercambio de semillas entre agricultores.

Lo cierto es que las actuales condiciones de reforma agraria y desarrollo económico, más esa la necesidad por parte de los agricultores de entrar a formar parte del mercado competitivo, están llevando a que muchos de los cultivares antiguos insulares se vayan quedando en el olvido. Por eso, año tras año se van celebrando en Canarias jornadas donde se les recomienda a los agricultores diversas variedades comerciales para el cultivo: “king edward”, “up to date”, “cara”, “spunta”, “arran banner”, “kerr’s pink”, etc.
En la actualidad los cultivares autóctonos se conservan solamente en sus lugares de cultivo tradicional. Esto depende de la curiosidad o de la añoranza de los agricultores más ancianos, los más apegados a las tierras y a las costumbres de los cultivos. Gracias a ellos se evita la pérdida de lo auténtico, un saber de casi 500 años de historia.

La variedad de la papa canaria

"Papas andinas"

Canarias, por su clima característico, cuenta con un tesoro varietal de papas. De ahí que existan 46 tipos diferentes en la actualidad, y que sólo 25 correspondan a papas antiguas o andinas que se encuentran sólo en los Andes y en el archipiélago canario. Es por eso que también ha sido objeto de estudio las Islas Canarias desde hace muchos años atrás. Se calcula que en todo el archipiélago hay unas 1.100 hectáreas donde se cultivan las papas andina, sobre todo en Tenerife.

"Papa negra"
El primer catálogo sobre los distintos tipos de papas que se cultivan en Canarias fue realizado por Álvarez Rixo en 1868. En ese catálogo menciona 14 tipos diferentes de tubérculos. El archipiélgao canario recibía de Europa una variedad de papas que ellos cultivaban luego en sus tierras, que se plantanrían junto con las más antiguas del grupo andigena, dando lugar a un nuevo lote de cultivos.

Por otro lado, muchos de los cultivos conocidos en la actualidad como antiguos pueden crecer de forma subespontánea, como el caso de la papa de risa (riza) o redrojos. Muchas presentan una elevada fertilidad y una buena predisposición a la frutificación. Esto unido a su cultivo en un ambiente que, en ocasiones, recuerda a las zonas andinas de origen, permiten cierto grado de hibridación que han dado lugar a nuevas variedades.

"Papa bonita"
Esta diversificación se manifiesta también en otros aspectos que tienen que ver con la maduración de la cosecha, la estación de la cosecha, la precocidad, la latencia, la adaptación, la textura, el sabor y la materia seca. Así, la papa negra de Tenerife y la gobernadora de El Hierro, son muy apreciadas por su consistencia y su sabor dulce. La peluca, sin embargo, es más recomendada para personas que son diabéticas, son menos dulces. Luego están la gomera, gobernadora y la papa bonita que son las mejores para preparar las papas arrugadas. La liria, bonita rosada tardía o londrera son de consistencia más blanda y se deshacen con gran facilidad.

Los inventarios más actuales muestran una treintena de cultivares del grupo andigena antiguo, tres o cuatro del tipo papa negra y cerca de una veintena pertenecientes al grupo de tuberosum antiguo. Pero también hay que incluir a los que se mantienen sin aportación de semilla nueva de otros cultivares más modernos, tanto del grupo andigena (Latinoamérica) como del grupo tuberosum (Europa).

martes, 26 de abril de 2011

Canarias, la cuna de las patatas

Papas arrugadas con mojo rojo y verde
Las papas arrugadas con el mojo picón es, probablemente, el plato más tipico por el que es conocida la gastronomía canaria. Su nombre se debe a que estas papas cuando son cocidas con piel y abundante agua muy salada se arrugan. Siempre van acompañadas con mojo picón rojo y verde, al gusto del comensal. Aunque lo normal es que acompañen a otros platos, también es típico pedirlas solas como entrante.

La reclusión geográfica del archipiélago ha hecho que las islas Canarias sean las únicas de toda Europa donde puedan localizarse las papas andinas. Precisamente esta papa antigua fue la primera en conseguir una Denominación de Origen en Canarias. Lo cierto es que de los 46 tipos diferentes de papas que se conocen en la actualidad, 25 sólo corresponden a papas antiguas y que se pueden encontrar, exclusivamente, en los Andes y en las Canarias.

En un principio se creía que la llega de la papa a Canarias se remontaba al año 1622, siendo plantada por primera en Icod el Alto según el Diccionario de historia natural de Viera y Clavijo. Pero existe documentación más remota en el Archico Histórico Provincial de Las Palmas de Gran Canaria que datan que en 1567 ya se había comenzado a comercializar la papa canaria desde La Isleta a Amberes, y de Tenerife a Francia desde 1574.

Todos los datos recogidos indican que lo más factible es que el cultivo de la papa en Gran Canaria comenzase a tener lugar durante las décadas anteriores al comienzo de su comercialización, sirviendo de puente esta isla para introducirla definitivamente en España y Europa. Así, los datos más fiables que indican su entrada en la península en 1573 y en 1576 se encuentran en el Archivo de Sevilla, en los libros de contabilidad del Hospital de Sangre de Sevilla.

miércoles, 20 de abril de 2011

Queso tierno, curado y semicurado

Queso Majorero
A la hora de distinguir entre un Queso Majorero tierno, curado o semicurado hay que tener en cuenta varios factores, como su color, su olor, su textura, su sabor o su aroma. Dependiendo de su grado de maduración el resultado puede ser uno u otro. Así, puede ser tierno si oscila entre los 8 y 20 días, semicurado cuando transcurre entre los 20 y 60 días, y curado más de 60 días.

Partiendo de esta base, las variables por las que se distinguen unos y otros tipos de Quesos Majoreros son los siguientes:

Los quesos tiernos suelen tener una pasta de color blanca amarfilada, homogénea, con o sin cerco pronunciado. Por regla general no suelen tener ojos, grietas y cristales; pero sí suelen presentar aberturas de tamaños pequeños.
Su olor es de intensidad muy débil. En él predomina la leche de cabra, el lactosuero y el yogur (aunque éste último en menos medida).
La textura es más o menos húmeda, su elasticidad es débil y su rigurosidad fina. Cuando uno prueba el queso tierno, se da cuenta de que se mastica e insaliva completamente, como si se estuviese comiendo un yogur bífido.

Su aroma es de una intensidad ligeramente superior a la que podemos detectar a través del olor, donde predomina la acidez cítrica. También se pueden detectar descriptores de la familia de los lácteos, como el yogur y el lactosuero.

Y su sabor, por otro lado, es un tanto salado. En estos quesos de poca curación no se perciben todavía sensaciones de tipo picante o astringente.

Los quesos semicurados cuentan con una pasta de color blanco amarfilado, aunque ya pueden apreciarse matices ligeramente más oscuros. Como norma general, y al igual que ocurre con el queso tierno, no existe presencia de ojos, grietas y cristales; y en ocasiones puede presentar aberturas en poca cantidad y de muy pequeño tamaño.

Su olor es de intensidad media, aunque siguen predominando los matices lácticos. Es decir, la leche y el lactosuero.

La textura es de rugosidad fina, parecida a la piel de plátano, y una humedad superficial media, similar a la del interior de la corteza de una naranja, presentando una elasticidad débil. Por lo general, suelen ser quesos poco firmes y adherentes, aunque solubles. En contraposición a los quesos tiernos, la sensación percibida en boca es marcadamente harinosa.

El aroma es de intensidad media muy similar a la apreciada en el olor, predominando la acidez cítrica y de lactosuero. Sin embargo, también son destacables las sensaciones de heno, mantequilla y aceite, aunque tienen una menor presencia.

El sabor a medida que avanza el proceso de maduración, los quesos adquieren sensaciones más complejas, aunque la acidez se percibe débilmente; los quesos resultan más salados comenzando a percibirse notas muy débiles picantes y amargas.

La pasta de los quesos curados mantienen las mismas características percibidas en los semicurados; son de color blanco hueso, con presencia evidente de cerco de maduración, y por lo general ausencia de
ojos, grietas y cristales. En muchos quesos se observan pequeñas aberturas, aunque en poca cantidad.

El olor es moderadamente superior al de los quesos semicurados, situándose en el rango medio-alto. De igual modo que ocurría con los quesos tiernos, siguen predominando los matices lácticos (leche y lactosuero).

Su textura es más seca, firme y adherente, aunque su elasticidad disminuye a causa del incremento de la firmeza del queso. Una vez que se mastica el queso y ensalibado en su totalidad, se puede apreciar una sensación harinosa en la boca, parecida a la yema de un huevo cocido.

El  aroma es de intensidad media-alta, con valores similares a los detectados para el olor. Aquí la sensación cítrica comienza a disminuir, y en su lugar los descriptores de la familia vegetal y afrutada aumentan, junto a toques moderados de acuite y mantequilla.

Y su sabor, por otro lado, es similar al de los quesos semicurados. La acidez se percibe débilmente y los quesos resultan más salados comenzando a percibirse notas muy débiles picantes y amargas.

domingo, 10 de abril de 2011

El arte del buen Queso Majorero

Cabra majorera con su baifo
El Queso Majorero es un producto que posee unas características propias que lo hacen único y distintivo. Así, su corteza presenta, en sus laterales, la huella de hoja de palma que es utilizado para moldearlo. Además, se le puede realizar diversos tratamientos de superficie. Es decir, se le puede untar con pimentón, aceite o gofio para darle un sabor diferente al gusto del consumidor.

Por otro lado, su pasta es compacta al corte y tiene un color entre amarillo y blanquezino que es porpio de los quesos curados, generalmente sin ojos, aunque pueden aparecer algunos pequeños. Su textura es semidura, cremosa y con un sabor acídulo y algo picante según su tratamiendo. Por lo general, el sabor es suave cuando está fresco y fuerte si es curado, y posee un aroma intenso que es propio de la leche de cabra.

El Queso Majorero, por otro lado, es un queso un tanto graso, con una maduración que va de los 8 a los 60 días. Así, según su grado de maduración puede ser tierno si oscila entre los 8 y 20 días, semicurado cuando transcurre entre los 20 y 60 días, y curado más de 60 días. Y su altura suele oscilar entre los 6 a 9 centímetros, con un diámetro de entre los 15 y 35 centímetros, y un peso de entre 1 y 6 kilogramos.

Para elaborar un buen Queso Majorero se obtiene, en primer lugar, la leche de cabra. Esa leche debe ser recogida a primera hora de la mañana, ya que las cabras aún no han salido a pastar y no han estado expuestas al sol, obteniendo una leche fresca e idónea.

A continuación, una vez que se filtra la leche, se procede a su coagulación a través de la adición de cuajo proveniente de estómagos desecados del cabrito durante dos o tres meses, del que se obtiene una masa dura que se pone en remojo uno o dos días.

Una vez que se obtiene la cuajada, ésta es sometida a sucesivos cortes y, acto seguido, prensada hasta eliminar la mayor cantidad posible de suero. Este proceso es llamado desuerado, que da como resultado una pasta semiprensada que se moldeará con la palma. Según el tiempo que madure obtendremos diferetes tipos de quesos: curado, semicurado o tierno.
Con el Queso Majorero se pueden elaborar variados platos, como el típico queso frito. Para esta receta se suele utilizar el queso semicurado o curado, ya que el tierno se derrite con mucha facilidad. Simplemente hay que poner aceite en una sartén y cuando esté lo suficientemente caliente se introduce el queso y se fríe hasta que esté dorado. Normalmente, el toque final que se le suele dar a este plato es rociar el queso con mojo verde o rojo, aunque también suele ir acompañado con mermelada de arándanos para los más dulces.

jueves, 31 de marzo de 2011

La especialidad de la casa: el Queso Majorero

Quesos Majoreros
Fuerteventura, a nivel gastronómico, es reconocida por su gran especialidad: el Queso Majorero. Se trata de un producto elaborado con leche de cabra y un 15% de leche de oveja, y que, además, cuenta con la Denominación de Origen desde el 16 de febrero de 1996. De este modo, cumple todas y cada una de las normas que se le exige con respecto al origen, la calidad de la materia prima y los procesos de elaboración y la maduración del queso. En definitiva, una serie de fases que deben efectuarse con rigurosa exigencia y que ha sabido dominar y superar con creces.

Gracias a su gran calidad, el Queso Majorero ha logrado ser considerado un producto de referencia e identidad no sólo a nivel insular, sino también nacional e internacional. Así, recientemente ha sido galardonado con seis premios en el certamen gastronómico internacional Cincho 2010, celebrado en Valladolid el 3 de marzo de 2011. En este encuentro participaron países como Alemania, Argentina, Dinamarca, Francia, Holanda, Irlanda, Italia, Portugal, Reino Unido, Rumania, Suiza y Uruguay.

El Queso Majorero es un producto cuyos orígenes se remontan desde hace más de 2000 años. De este modo, sirvió de alimento básico para todos los guanches, gracias a la existencia de un ganado cabrío muy extenso que rondaba las 50.000 y 60.000 cabras. Es decir, una cantidad que, según las crónicas que se conservan de la conquista, superaba a la de los otros seis archipiélagos.

Y es que lo que hay que comprender es que en esta época las cabras eran su principal fuente de alimento. De ella se extraía principalmente leche y carne, además de proporcionarles sebo, que les servía de alimento o también como fuente de lumbre y medicamento. Pero también aprovechaban su piel para confeccionar sus propias vestimentas o incluso para hacer intercambios en transacciones comerciales, sobre todo después de la conquista.

miércoles, 23 de marzo de 2011

Una gastronomía con origen propio

La isla de Fuerteventura destaca por el sol que reina y domina casi los doce meses del año, con una temperatura media que ronda los 19º y los 20º C, y por sus playas kilométricas de aguas cristalinas. Es el archipiélago más antiguo y el segundo más grande en extensión, después de Tenerife. Además, se la destingue del resto por su vegetación desértica.
El clima, las costumbres y los productos de Fuerteventura hacen que su gastronomía se caracterice por ser sobria, pero llena de sabor. Pero como ocurre en otras provincias de España, con el paso de los años los platos típicos de la zona han sufrido una evolución de la mano de chefs que buscan innovar nuevas recetas, aunque manteniendo los orígenes, dándoles un toque más moderno y vanguardista a sus manjares.
Preguntar a un peninsular sobre algún producto o plato típico de Fuerteventura, o de Canarias en general, sería reducir la lista a dos alimentos claves: el mojo picón y las papas arrugadas. No obstante, su gastronomía es mucho más que eso, como el gofio, otro producto muy típico de Canarias que se obtiene del grano de trigo o maíz triturado y tostado.
Por otro lado, el pescado es un alimento estrella en Fuerteventura, sobre todo las viejas, que se suelen preparar sancochadas (cocidas). A todo esto, también es muy propio de los majoreros preparar la conocida cazuela de pescado con gofio y lapas, mejillones, burgados y caracolillas (el marisco más común de la isla).
La carne también se hace hueco en la cocina majorera, en especial la de cabra y la de cabrito. Es una carne que destaca por ser muy sabrosa y que asados son la debilidad de sus habitantes. Además, la cabra proporciona una leche concentrada a partir de la cual se elabora la especialidad de la casa: el Queso Majorero. Éste obtuvo la Denominación de Origen en 1996 y en los últimos años ha logrado ser reconocido internacionalmente, recibiendo numerosos premios por su calidad.
Otros poductos destacados de Fuerteventura son el bizcochón de garbanzos, los buñuelos majoreros o el frangollo. Así como los postres más destacados son las piñas dulces de almendras, el pudin de queso, el plato de leche o el frangollo. En definitiva, la gastronomía majorera muestra una amplia carta en donde elegir al gusto de cada uno, pese a ser caracterizada por sobria.

El gofio, el alimento preciado de los isleños

Molino de mano
El gofio canario fue y es uno de los alimentos base para todos los isleños desde hace varios siglos. Su origen es bereber (África) y ya se consumía en Canarias mucho antes de la llegada de los conquistadores. De este modo, el gofio se convierte, por excelencia, en el alimento más ancestral de las islas, concediéndole en 1994 la Denominación de Origen, y llegando a otras fronteras (Argentina, Chile, Cuba, Estados Unidos, Nicaragua, Puerto Rico, República Dominicana, Uruguay y Venezuela).

En cuanto a su elaboración, en sus inicios se realizaba a base de cebada, trigo y rizoma de helecho. Pero a medida que fue pasando el tiempo se fueron incluyendo nuevos ingredientes. Así, en la actualidad lo hay de diversos tipos: de trigo, de millo o maíz, de cosco, de habas y de centeno. Aunque también lo venden combinado con diferentes cereales, en el que se incluyen las legumbres.
Con respecto a su proceso de producción, también ha sufrido una evolución que va desde el molino de mano elaborado con piedra basáltica, pasando por los molinos movidos por agua, a los molinos de hoy que funcionan con electricidad o gasoil. Pero a la hora de elegir se sigue prefiriero el tradicional molino de mano o el de agua.
Sin embargo, el proceso de producción comienza con una selección muy precisa del grano. Luego, se limpia bien para ser tostado. Y el paso siguiente consiste en molerlo a una velocidad baja, ya que a cuanta menor velocidad sea molido el grano mejor será la harina que se obtenga. Es por este motivo por lo que se aprecia mucho más el gofio elaborado manualmente, de forma tradicional.
Por otro lado, el gofio tiene unas características propias que lo identifican y lo diferencian. Es decir, su aroma es seco, al igual que su sabor si se consume sólo. Y su color suele ser amarillo oscuro, aunque depende del tipo de grano que se utilice y el proceso de tostado al que se someta.
El gofio es, además, un alimento que destaca por ser muy enérgetico, rico en hidratos de carbono, fibras, hierro, calcio, magnesio, sodio y contiene vitaminas B1, B2, B3 y C. Por eso, se ha convertido en un alimento clave en la dieta de todo niño durante toda su infancia.
Este alimento tan nutritivo suele acompañar otros platos, bien sean dulces o salados. Por ejemplo, en el Sancocho, un plato que consiste en papas (patatas) guisadas con cherne (pescado salado), acompañado con pella de gofio, que es una masa que se hace con gofio, agua, aceite y sal. No obstante, el plato con gofio que más gusta a los niños es la pella con plátano frito. Pese a todo, existe una gran variedad de recetas canarias en las que el gofio se convierte en un ingrediente clave.